A veces la depresión postparto, la angustia y el miedo a morir puede ser heredado del TRANSGENERACIONAL, lo he comprobado en muchos casos.

Hoy comparto el testimonio de una cliente a la que ví en consulta este viernes.  Ella ya ha realizado varias consultas conmigo y también realizó su Programa Genealogy & Bio Coaching® hace un par de años.  Así que ella está muy familiarizada con la dinámica de exploración.

Me llamó para explorar una sensación de angustia muy profunda, a raíz del nacimiento de su segundo hijo.

Es muy fácil seguir el hilo de nuestro subconsciente, pues él siempre nos ayuda a dar visibilidad a las temáticas de nuestros ancestros, aquellas que elegimos para vivir en nuestra experiencia, para visibilizarlas y poder cerrarlas.

¡¡Muchísimas gracias por confiar de nuevo y sobretodo por tu generosidad al compartir esta bella historia!!

«Quería saber de dónde venía ese sentimiento de angustia, miedo a morir, después de haber tenido a mi segundo hijo… tengo miedo de que me pase algo a mí, o a uno de mis hijos…

En la exploración de mi angustia y mi miedo, en seguida apareció mi madre, la vi muy angustiada porque lleva mucha carga familiar y como símbolo de esa carga, apareció mi abuelo paterno, yo le veía altísimo y como en color gris, como si fuera una estatua. Ahora que lo pienso, se parecía a Frankenstein… y le veía muy hostil, mi madre estaba de mi lado abrazándome y diciendo q no me preocupara. Yo solamente le veía hacer un gesto muy brusco con las manos, como si estuviera estrujando una toalla con mucha fuerza.

De repente pusimos a su mujer, la madre de mi abuelo, se veía mucho más chiquitita que él. Ella murió poco después del parto de mi abuelo, y poco sabemos de ella, más que se llamaba María. Mi madre tiene también María en su nombre, en honor a su abuela.

De repente, fui viendo como mi bisabuela se iba convirtiendo en una muñeca, se parecía a una muñeca de porcelana que tiene mi madre en casa y que a mi nunca me ha gustado.

Mientras observaba esa imagen, caí en la cuenta de algo que me puso los pelos de punta: mi madre había guardado esa muñeca en el armario porque no se atrevía a tirarla, pero mi hija mayor de cuatro años, un día la vio en el armario…hace un año de esto, y la sacó de allí para jugar.

Y la dormía, le daba de comer, la cuidaba mucho, pero lo más fuerte, es que le puso nombre: ¡la llamo María!

A mí me horrorizaba la muñeca y yo siempre le decía a mi hija que era muy fea, que la guardara, y mi hija se enfadaba mucho conmigo porque decía que la muñeca era muy preciosa.

Ella, mi hija, nos hizo darle su lugar a la bisabuela olvidada….

En ese momento empecé a sentirme más ligera… llevaba dos semanas con dolor de espalda y, justo ahí me sentí mucho más aliviada, más descargada.

Entonces, Paz me ayudó a poder decirle a mis bisabuelos y a mi madre que no había ningún peligro, que todo estaba bien.

Apareció mi abuelo, y mi madre se convirtió en una niña pequeña… se abrazaron, había mucho amor olvidado….quizás mi abuelo no supo darle a mi madre ese amor y ternura que nunca pudo recibir de su madre, María.

Sentí el por qué siempre estaba enfadada: mi bisabuelo era un hombre rudo y enfadado, y yo estaba siguiendo su patrón, sin motivo… porque a mí la vida me trata bien.

Estoy muy impresionada de observar cómo la vida te manda símbolos, y como los niños saben verlo todo.

Pero, por si no tenía suficiente con esta intensa sesión, este fin de semana fuimos a una casa de visita, nunca había estado allí antes. Y al abrir la puerta de la casa, me quede de piedra: lo primero que ví fué una muñeca de porcelana… mi bisabuela María me daba las gracias… todo visto… y todo con amor.

¡Gracias, Paz!»

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