La Madre Agobiante
Hoy os cuento una experiencia de esas en las que tienes que plantearte abandonar un caso: la madre agobiante.
Tan peligrosos son sus efectos como los de la madre ausente. Suelen ser personas muy mentales y desconectadas de sus emociones. Exceptuando la primera sesión, en la que tratamos el embarazo ectópico y soltó un poco sus emociones al respecto, el resto han sido «diálogos de besugo».
Se trata de una madre que consulta porque no ve bien a su hijo, tiene una muy «mala relación con ellos” el chico está muy a disgusto y descentrado… tiene 19 años.
Los Adolescentes
Cuando somos adolescentes nos estamos “doliendo” haciendo ese duelo por la infancia y la inocencia perdidas y entrando en el exigente mundo de la adultez… no es una edad fácil …¿recuerdas? … en cambio, justamente es esa incomodidad la que nos permite crecer y elegir un camino que más adelante podremos cambiar.
Esta madre no tiene mucha intención de ver su espejo, tampoco de aprender a “mirar” con el corazón a su hijo, y alejarse del apego que le trae a mi consulta. En lugar de aflorar sus emociones, sólo quiere “recomendaciones” para que su hijo mejore…. ¿para que mejore… de qué?
Vamos a observar primero su proyecto sentido gestacional, y no sorprende que el chico alberga un embarazo ectópico previo, pérdida que fue muy dolorosa para ella, tanto fué así que en seguida le encargaron a él “que ha sido un hijo muy deseado”… tanta expectativa hay sobre él, que tiene que vivir por 2… o más… se trata de un proyecto sentido cabalgado.
Y observando el árbol de ella, vemos por la rama paterna que todos se llaman igual, una ausencia de identidad propia y diferenciada, una fidelidad incestuosa en la que nadie puede ser él mismo. En la rama materna de ella, debido a los conflictos de la guerra civil, se tienen que cambiar de nombre para que no les maten. Y para colmo la abuela del chico es hija de un padre desconocido.
¿Entonces… porqué no se da cuenta de que su árbol está transmitiéndole a su hijo un conflicto de identidad, una prohibición de ser “alguien” independiente, y con nombre propio… (de hecho, el ectópico y él son UNO).
El Espejo
Ante su falta de empatía le provoco una conversación acerca de la adolescencia, los estudios y demás… en seguida se jacta de que ella reconoce que no le dejaron estudiar lo que quería y la pusieron en algo que sistemáticamente suspendió a propósito, para poder salir de allí.
No se da cuenta de que su hijo ha suspendido, precisamente para tener la oportunidad de cambiar, tal y como ella hizo…. es un método familiarmente patentado.
Se le escapa algo….estudia lo que quieras menos militar o policía… ¿le pregunto por qué y me dice que “eso no se lo voy a financiar”, “o es que hay que permitírselo todo a los hijos?”… y continúa sin ver su espejo. El chico va y viene, no sabe cual es su camino… lo de ser militar lo dejó hace tiempo…lo normal!
Claro, que a esas alturas ya voy detectando que esta madre es un agobio y…. sorpresa!! el padre de ella tenía un problema de alcoholismo, y ya sabemos que las adicciones tienen mucho que ver con una madre ausente… o demasiado presente (como ella).
A lo cual responde: pues….no me cuadra… porque mi abuela era muy buena…
En fin… éste es el panorama que me hace desistir. No hay peor ciego que el que no quiere ver (dice el refrán popular).
Ella me pide referencias porque su hijo quiere ir a un psicólogo para desahogarse… no es de extrañar. Pero por supuesto, le recomiendo un coach especializado en orientacion de adolescentes, para que su hijo pueda ser reorientado hacia la vida, hacia un presente motivador, para construir un futuro interesante.
Espero que así sea, de todo corazón…
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